VENERABLE DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Sacerdote diocesano
VENERABLEDIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZSacerdote diocesano

Sufre la persecución religiosa 1936-1939

 

Al comenzar la guerra civil española, en medio de la persecución religiosa, prendieron fuego a la iglesia parroquial de Javalí Nuevo, la cual dista pocos metros de la casa natal del joven seminarista Diego. Su hermana Loreto recuerda lo ocurrido: «al comienzo de la guerra civil, el 18 de julio de 1936, un albañil abrió un boquete en la Iglesia parroquial apartando el Sagrado Corazón. Entraron otros hombres y después de rociar con gasolina la Iglesia, le prendieron fuego. Como debajo del Corazón de Jesús estaba el Sagrario, porque el párroco al estar enfermo decía allí la misa, a toda prisa Diego entró por el mismo boquete abierto y quemándose sacó el Santísimo Sacramento del Sagrario.  Lo dejó en la casa del Párroco. Al tiempo después de la guerra, la persona que había rociado la Iglesia  estando para morir se confesó con él».

 

Ginés, su padre, envió a Dios a la casa de su tía Cesárea, en Ribera de Molina (Murcia), temiendo que fueran a buscarle y tomarlo preso. Durante ese tiempo pintó un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Aún tenía muy viva en su retina la reciente experiencia. Cada pincelada, probablemente, le recordaba su parroquia en llamas. Aunque a decir verdad, era otra su vivencia. La providencia divina le había introducido, de una manera inesperada, en el ardiente y amoroso Corazón de Cristo, cuya devoción mantuvo y difundió durante toda su vida. «Vamos a darnos al Corazón de Jesús. Mirando esa imagen: con una mano señalando su Corazón, sagrario donde deberíamos pasar el día». Pero sobre todo, dejó una huella interna imborrable: un amor ardiente a Jesucristo y su presencia en el Sagrario. «Cristo en la Eucaristía es fuego que consume y unifica. Es el amor de Dios en acto».

 

Normalmente el Siervo de Dios se refiere a la presencia de Jesús Eucaristía señalando hacia el Sagrario. «Siempre que vea un Sagrario no deje de visitarlo. Puede hacer esto siempre también esto desde su casa, poniéndose de rodillas un momento mirando al Sagrario». Conoce por experiencia que merece la pena estar dispuesto a perder la vida por Cristo vivo y concreto en el Sagrario: «¡Qué olvidado que está el Sagrario y la casa del Señor en todas partes!», y ahí «nos espera Jesús para contestar a nuestras dudas, alentarnos, curarnos, fortalecernos y consolarnos». Presencia del corazón palpitante de Jesucristo, fuente de confianza y de paz, llamada a la imitación y seguimiento: «Quiero imitar a Jesús en el Sagrario», que se convierte en impulso para comunicar a otros la fe: «Qué hermosa es la vida del silencio con Jesús en el Sagrario. Allí está la fecundidad de la vida espiritual. Hablo mucho más de lo que debo, callar y mirar a Jesús». 

 

 

A los pocos días fue detenido y encarcelado en el templo parroquial recién abrasado. El 30 de noviembre de 1936, ingresa detenido en la Prisión Provincial de Murcia. 29 de enero de 1937 es juzgado por un Tribunal popular que lo condenó a tres años de trabajo obligatorio. El 30 de febrero es conducido al Campo de Trabajo situado en el Seminario diocesano de Orihuela (Alicante) convertido en cárcel. Con ejemplar entereza y espíritu evangélico soportó toda clase de sufrimientos. Al tiempo, fue trasladado al Batallón disciplinario de Trabajo nº 3 en Huéscar (Granada), más tarde a Baza y por fin a los cerros de las Alpujarras (Granada) para realizar una carretera en trabajos forzados, donde se vio amenazado de muerte en varias ocasiones. Terminada la guerra civil reanudó su formación sacerdotal, dando muestras evidentes de perdón hacia todos los que le habían hecho sufrir.

 

 


Oración de intercesión

Dios misericordioso,

que en tu siervo Diego, sacerdote,

nos has dejado claro ejemplo

de amor a Jesucristo y a la Iglesia,

trabajando sin descanso

por la santificación de las almas:

te rogamos que, si es voluntad tuya,

sea reconocida ante el mundo su santidad

y me concedas por su intercesión el favor

que tanto espero de tu mano providente.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

 

(Para uso privado) Con licencia eclesiástica.

 

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