- La causa no está más que en eso, en dejar la comunión ¿qué vida espiritual puede
llevar quien a menudo y por comodidad o pereza deja la comunión? No creo en esas vidas espirituales, son caricaturas. Aunque tenga que confesar todos los días, no deje la comunión.
- Siempre que vea un Sagrario no deje de visitarlo. Puede hacer esto siempre
también desde su casa, poniéndose de rodillas un momento mirando al Sagrario.
- Eso es tener fe en la presencia de Jesús, porque, aunque sus ministros vayamos y
vengamos, Él está sin faltar un momento. ¡Qué consuelo para los cristianos es el Sagrario, y cómo se endulzan todas las penas en un rato junto a Él!
- Cuando uno está enfermo toma medicinas, y si está débil, come. Yo no he visto a
nadie esperar ponerse bueno para medicinarse, ni comer cuando ya se está desfallecido. Antes se pone el remedio. La Sagrada Comunión es alimento y medicina, precisamente lo que necesita es fuerza
para hacer los propósitos. Usted no las tiene; se las han de dar, y es Jesús quien las da por medio de María. No le dé más vueltas a la cabeza, y siga comulgando y leyendo con un poco de reflexión
aunque siga siendo mala. Así será menos mala.
- Llore a los pies del Sagrario sus decepciones y baches, y confíe sin
límites.
- Del Sagrario les vendrá todo bien.
- El cuento de siempre. Que no vivimos de fe. Que una cosa es comulgar en la
iglesia a Cristo sacramentado y otra es comulgar a Cristo místico desagradecido, etc. etc. y claro está la comunión del uno está ordenada a la del otro. Mire que somos todos, yo el primero, un montón
de beatos, que nos refugiamos en las iglesias para ver si podemos pasarnos dos cielos, uno aquí y otro allá. Por eso los pobres están fuera de la iglesia y nos odian a muerte, porque ni sabemos
sufrir ni compadecer al que sufre, sino que los dejamos que mueran de hambre y de injusticia, mientras nosotros nos dedicamos a gozar o hacer procesiones de lujo con el dinero que debiera remediar
sus desgracias.
- En el Sagrario nos espera Jesús para contestar a nuestras dudas, alentarnos,
curarnos, fortalecernos y consolarnos.