VENERABLE DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Sacerdote diocesano
VENERABLEDIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZSacerdote diocesano

Eucaristía

  1. La causa no está más que en eso, en dejar la comunión ¿qué vida espiritual puede llevar quien a menudo y por comodidad o pereza deja la comunión? No creo en esas vidas espirituales, son caricaturas. Aunque tenga que confesar todos los días, no deje la comunión.

 

  1. Siempre que vea un Sagrario no deje de visitarlo. Puede hacer esto siempre también desde su casa, poniéndose de rodillas un momento mirando al Sagrario.

 

  1. Eso es tener fe en la presencia de Jesús, porque, aunque sus ministros vayamos y vengamos, Él está sin faltar un momento. ¡Qué consuelo para los cristianos es el Sagrario, y cómo se endulzan todas las penas en un rato junto a Él!

 

  1. Cuando uno está enfermo toma medicinas, y si está débil, come. Yo no he visto a nadie esperar ponerse bueno para medicinarse, ni comer cuando ya se está desfallecido. Antes se pone el remedio. La Sagrada Comunión es alimento y medicina, precisamente lo que necesita es fuerza para hacer los propósitos. Usted no las tiene; se las han de dar, y es Jesús quien las da por medio de María. No le dé más vueltas a la cabeza, y siga comulgando y leyendo con un poco de reflexión aunque siga siendo mala. Así será menos mala.

 

  1. Llore a los pies del Sagrario sus decepciones y baches, y confíe sin límites.

 

  1. Del Sagrario les vendrá todo bien.

 

  1. El cuento de siempre. Que no vivimos de fe. Que una cosa es comulgar en la iglesia a Cristo sacramentado y otra es comulgar a Cristo místico desagradecido, etc. etc. y claro está la comunión del uno está ordenada a la del otro. Mire que somos todos, yo el primero, un montón de beatos, que nos refugiamos en las iglesias para ver si podemos pasarnos dos cielos, uno aquí y otro allá. Por eso los pobres están fuera de la iglesia y nos odian a muerte, porque ni sabemos sufrir ni compadecer al que sufre, sino que los dejamos que mueran de hambre y de injusticia, mientras nosotros nos dedicamos a gozar o hacer procesiones de lujo con el dinero que debiera remediar sus desgracias.

 

  1. En el Sagrario nos espera Jesús para contestar a nuestras dudas, alentarnos, curarnos, fortalecernos y consolarnos.

 

Oración de intercesión

Dios misericordioso,

que en tu siervo Diego, sacerdote,

nos has dejado claro ejemplo

de amor a Jesucristo y a la Iglesia,

trabajando sin descanso

por la santificación de las almas:

te rogamos que, si es voluntad tuya,

sea reconocida ante el mundo su santidad

y me concedas por su intercesión el favor

que tanto espero de tu mano providente.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

 

(Para uso privado) Con licencia eclesiástica.

 

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