VENERABLE DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Sacerdote diocesano
VENERABLEDIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZSacerdote diocesano

2. PLURALISMO EN LA ESPIRITUALIDAD

 

 

                       En la Iglesia observamos, a través de su historia, cómo han nacido diversos caminos y modos de representar a Cristo a semejanza de la variedad de flores y plantas que embellecen un jardín. De la misma manera que distintos pintores, cuando hacen un mismo retrato pone cada uno su estilo y sello propio, y coinciden en el modelo, pero no en la técnica y el colorido, así, siendo un mismo Espíritu el que conduce a los cristianos para realizar a Cristo en sus vidas, a cada uno le mueve y le inspira de distinta manera, teniendo en cuenta su sicología y facultades naturales, circunstancias humanas, y las necesidades de la Iglesia. En una palabra, le da su vocación cristiana. Distinta es la copia que hace de Jesucristo S. Pedro Alcántara y S. Juan Bosco. Sin embargo en las vidas de ambos apreciamos a un mismo Jesucristo.

 

                       El Concilio Vaticano II da la razón de esta variedad: “La Iglesia muestra por medio de los religiosos ante fieles e infieles a Cristo, ya entregado a la contemplación en el monte, ya anunciando la palabra de Dios a las multitudes o curando a los enfermos y pacientes y convirtiendo a los pecadores al buen camino, o bendiciendo a los niños y haciendo bien a todos, siempre obediente a la voluntad del Padre que le envió" (Lumen Gentium 46).

 

                       La dedicación a la práctica de una virtud especial, o a vivir alguna de las facetas de la vida de Jesucristo, constituye una espiritualidad distinta, una línea o corriente de espiritualidad. Y como las formas del modelo Cristo son inagotables, y el tesoro de inspiración del Espíritu Santo es insondable, mientras haya hombres que salvar, el Espíritu del Señor estará presente en todos los siglos y en todos los cambios de la humanidad.

 

                       Además, lo mismo que los hombres son distintos sicológicamente, dentro de la unidad de la especie, así también, dentro de una corriente de espiritualidad, congregación religiosa, familia cristiana o cualquier institución, hay que contar siempre con la vocación personal de cada individuo dentro de la vocación religiosa que escogió, y sin menoscabo, como es natural, de la vocación general cristiana.

 

                       Este pluralismo de caracteres e ideales y aun diversidad de trabajos dentro del mismo campo, es queridopor el Espíritu Santo, siempre que haya coincidencia en las virtudes cristianas, especialmente en la humildad y caridad, como las múltiples ramas de un árbol se unen en un mismo tronco. No llamemos carismas del Espíritu a la tozudez y al egoísmo, ni tampoco defendamos la autoridad como venida de Dios con los propios caprichos y comodidades. "Donde reina el amor y la unidad está el Señor". Las tendencias al aislamiento y a la división ciertamente no son inspiradas por el Espíritu Santo, aunque deseemos el cielo.

 

 

 

ARMONÍA Y AMOR

ENTRE LAS PERSONAS ESPIRITUALES

 

                       La norma de vida nos la da el mismo Jesús: "Padre, que mis discípulos sean una misma cosa, aunque tengan caracteres, criterios y apostolados distintos en mi viña, como Tú y Yo distinguiéndonos en nuestras Personas, somos una misma cosa". Que la Iglesia sea un reflejo de la vida trinitaria en la tierra. S. Pablo recomienda muchas veces esta unidad: "Nada hagáis por rivalidad o vanagloria. Antes bien por la humildad considere cada uno a los otros como superiores. No mire cada cual su interés, más bien mire por el de su prójimo". Por ahí sopla el Espíritu Santo, y no por los caminos de la soberbia y del egoísmo. No son los viejos ni los jóvenes como tales los que poseen indefectiblemente la verdad, ni el superior ni el súbdito, ni el padre ni el hijo. El sello indiscutible para todos del soplo del Espíritu Santo es la humildad y la caridad, y de modo especial para los superiores y padres, a imitación de Jesucristo a los pies de los apóstoles. Esta es la piedra de toque para conocer dónde se halla Cristo, camino, verdad y vida. El Espíritu no se cruza de brazos ni soslaya las dificultades, es soplo impetuoso, pero nos mueve a "Hacerlo todo sin murmuraciones ni discusiones, porque si nos mordemos y devoramos los unos a los otros, nos aniquilamos mutuamente". "El Dios de la paciencia y de la consolación os otorgue tener unidad de sentimientos unos para con otros según Cristo Jesús; porque de esta forma con un corazón y a una voz glorifiquéis al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo".

 

 

 

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qIs.61,1; 58,6; Luc.4,1-14,16-21; Jn.8,29; Hech.10,48; Luc.7,20-23; Jn.8,46.

qJn.1,16;Jn.15,26;Rom.8,9,14;Luc.9,52-55; 1Jn.4,1;Mar.16,15;Hech.7,51,55;9,31; Hb.13,8.

qJn.8,12; 1Cor.12,4-5; Ef.4,24; Jn.10,10.

q1 Cor.12,4-6; Fil.1,27; Ef.1,13,14; Fil.2,1-2.

q  Jn.17,21; Fil.2,3-4; Gal.5,1-5; Rom.15,5-6; Fil.2,14.

 

Oración de intercesión

Dios misericordioso,

que en tu siervo Diego, sacerdote,

nos has dejado claro ejemplo

de amor a Jesucristo y a la Iglesia,

trabajando sin descanso

por la santificación de las almas:

te rogamos que, si es voluntad tuya,

sea reconocida ante el mundo su santidad

y me concedas por su intercesión el favor

que tanto espero de tu mano providente.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

 

(Para uso privado) Con licencia eclesiástica.

 

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