VENERABLE DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Sacerdote diocesano
VENERABLEDIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZSacerdote diocesano

Examen  particular

 

 

Porqué se practica poco y con gran dificultad

 

  1. Porque son pocas las personas que toman en serio la propia perfección.

 

  1. Porque para muchos es un problema algebraico y desconocen su solución.

 

  1. Porque no saben muchas veces sobre qué llevarlo.

 

  1. Porque es una dificultad seria para algunos la contabilidad de las faltas, que consideran cosa necesaria al mismo.

 

Estos puntos intentan solamente ayudar un poco a las personas de buena voluntad a solucionar estas cuatro dificultades.

 

El fin del examen es evitar que las faltas perjudiquen al alma, sacudiéndolas inmediatamente con el arrepentimiento, evitando que formen hábito, y manteniendo vivo y activo el deseo de santificarse.

 

Principios: El examen no es para suprimir todas las faltas, puede ser santo uno con ellas.

 

Lo esencial del examen: es el golpe de vista, que consiste en conocer el fondo del alma; si está decidido a cumplir la voluntad de Dios, evitando aquel vicio o adquiriendo esta virtud.

 

Nota de las faltas. A unos ayuda, a otros enreda. Haz lo que el Señor te inspire de acuerdo con el Director espiritual.

 

En el examen. Dedica más tiempo a hablar con Dios afectuosamente que a la rebusca fría de las faltas.

 

La materia del examen. La práctica de las  virtudes tiene aspectos: positivo y negativo; ejemplo: la práctica de la humildad supone un trabajo simultáneo para evitar el orgullo. Estos dos esfuerzos hay que mantenerlos en la práctica del examen.

 

En este elenco de materias tienes desbrozado el camino. No es la palabra definitiva. Se puede variar, aumentar o disminuir según las necesidades.

 

Cómo utilizar estos exámenes. Se propone la enmienda en alguno de los puntos que se exponen, de acuerdo con el Director espiritual.

 

Para tener siempre muy presente la materia del examen, conviene la lectura del punto propuesto por la mañana, al mediodía y a la noche. Esto ayuda para aprovechar todas las ocasiones que, según las distintas facetas de la virtud, se pueden ofrecer a la práctica de la misma durante la noche.

 

Se debe rechazar, como tentación perniciosa, el pensamiento de que ya se sabe de memoria, y por tanto no preciso de leerlo. Es cosa de medio minuto y te actúa en el examen.

 

Cada día de la semana se puede uno fijar en un punto distinto tanto del aspecto positivo como del negativo, para llevar especial cuidado sobre el mismo. Así, manteniéndose dentro de la misma materia, se le puede dar cierta flexibilidad y variedad que lo hace más llevadero.

 

 

Materias  de  examen  particular

 

Oración

         Hay que evitar. Vida de sentidos – Distracciones voluntarias - Falta de preparación - Sueño - Desaliento - Vida de ocasión de pecados - Falta de mortificación antes, en y después de la meditación.

 

         Hay que procurar. Reverencia exterior e interior - Fervor y espíritu de fe - Esfuerzo de reflexión y, sobre todo, de la voluntad – Trabajo por reformar la vida en cosas concretas – Aumentar los afectos durante la meditación – Prolongar la oración todo el día mediante jaculatorias, visitas al sagrario, etc.

 

 

Caridad

         Hay que evitar. Odio, rencor o antipatía hacia alguna persona - Murmuraciones - Modales ásperos e indelicados - Propia comodidad - Juicios temerarios - Envidias - Chismorreos - Amistades peligrosas – Escandalizar a otros de palabra o de obra.

 

         Hay que procurar. Amar a todos como hermanos, lo mismo que a Jesús, como Jesús les ama - Afabilidad y atenciones - Excusar sus faltas - Defenderlos – Estar dispuestos al servicio material y espiritual - Sufrir sus flaquezas - Oración, sacrificio, ejemplo y palabra en beneficio de ellos.

 

 

Presencia de Dios

         Hay que evitar. Excesiva preocupación por noticias, juegos, noticias, trabajos y cuidados impertinentes – Disipación de sentidos y excesiva sensibilidad – Hablar mucho de todo – Incontrolada imaginación - Manías - Impresionabilidad exagerada.

 

         Hay que procurar. Convencerse íntimamente de que Dios está en todas partes - Actos de fe, de amor en su presencia hasta adquirir facilidad – Coloquio interior con la Santísima Trinidad huésped de nuestra alma - Compostura y modales serios observados en la soledad - Pureza de intención en todas nuestras obras.

 

Humildad

         Hay que evitar. Alto concepto de tus cualidades físicas y morales - Vanidad en las palabras, gestos y arreglo personal - Aferramiento al propio juicio – Aprecio del dinero, de la ciencia y de los honores - Temor al desprecio y a la humillación - Singularidades.

 

         Hay que procurar. Juzgarse inferior a todos - Prestarse gustosamente a servirles - Tomar los últimos puestos - Escuchar y seguir con sencillez de niño a los Superiores - Conformidad con la sequedad en la oración, alegría en el desprecio y olvido de todos.

 

 

 

 

Trabajo

         Hay que evitar. Pereza - Desorden en el trabajo - Superficialidad - Distracciones voluntarias en tiempo de trabajo - Tus móviles: lucimiento, hacer por hacer, rutina…

 

         Hay que procurar. Trabajar sólo por Dios - Intensidad posible - Deseo de aprovechar a los demás, y el mejor servicio al mundo y a la Iglesia - Desprecio positivo de títulos y honores.

Castidad

         Hay que evitar. Hábitos impuros - Inclinación excesiva a la sensualidad – Inmodestia en los sentidos - Ocasiones de pecar - Enamoramientos ilícitos.

 

         Hay que procurar. Huida de las ocasiones - Mortificación de sentidos – Freno de la imaginación - Modestia en el porte exterior - Defensa del pudor - Devoción a la Virgen - Pedir el don de la castidad - Entrega al servicio de la Iglesia

 

Modestia

         Hay que evitar. Andar precipitadamente - Gestos y posturas indecorosas – Miradas curiosas - Desaliño en el propio vestido - Trato incorrecto y ordinario - Falso sentido del pudor - Falta de escrupulosidad en frecuentar espectáculos mundanos, ojear revistas poco recomendables, frecuentar cines y televisión peligrosos, etc.

 

         Hay que procurar. Procuras limpieza y aseo en tus cosas y lugares - Andar con mesura y gravedad – Freno de los ojos en cosas no prohibidas - Gravedad en el porte externo, risas y palabras sin gritos, evitar discusiones violentas.

 

Pobreza

         Hay que evitar. La afición al dinero, lujo y bienes terrenos – Tacañería en dar a los pobres y pagar el jornal debido – Singularidad y lujo en los vestidos, comida y utensilios - Afición a tener libros y cosas que suponen grandes dispendios.

 

         Hay que procurar. Despegar el corazón del dinero dando limosnas - Aspirar a los puestos más pobres – Preferir y elegir siempre vestidos, comida y  modo de viajar más pobre – Aumentar la confianza en la divina providencia – No aficionarse a bebidas alcohólicas y narcóticos.

 

Obediencia

         Hay que evitar. El espíritu de insubordinación, protestas habituales contra las disposiciones de los superiores - Discrepancias y antipatía habituales contra la autoridad - Obedecer sólo externamente pero no voluntariamente – Desentenderse por comodidad de los que te rodean – No hacer con humildad y caridad observaciones oportunas a los demás.

 

         Hay que procurar. Hacer con perfección lo mandado – Someter enteramente la voluntad – Rendir el juicio - Adquirir el espíritu de obediencia manifestado en la prontitud, alegría y fidelidad en el cumplimiento de las obligaciones - Veneración y respeto a los superiores - Cuidar las cosas pequeñas.

 

Carácter

         Hay que evitar. Carácter adusto, violento, extremadamente sensible, irreflexivo, flojo e indolente, inconstante, melancólico, orgulloso.

 

         Hay que procurar. Ser sincero y leal - Tener fuerte convencimiento de tu ideal - Procurar tratar afablemente a los demás - Ser generoso, agradecido, laborioso, atento.

 

Mortificación

         Hay que evitar. Inclinación a la comodidad - Pereza - Vana curiosidad - Soltura de sentidos: del gusto en la comida, de la vista en cosas mundanas y vanas, del oído en músicas y diversiones inmoderadas, del olfato, en aromas y perfumes, del tacto en tomar habitualmente las posiciones más cómodas - Viajes - Diversiones, etc.

 

         Hay que procurar. Vigilancia constante y represión de sentidos - Amor a la cruz de Cristo - Ocasiones aprovechadas para sufrir dolor físico y moral, desprecios o persecuciones - Mortificaciones voluntarias.

 

 

 

Apostolado

         Hay que evitar. Vivir solamente para ti – Pereza e indolencia para hacer el bien a los demás - Apatía ante las necesidades espirituales de los demás - Huir de las obras de apostolado y de caridad.

 

         Hay que procurar. Pedir celo por la salvación de las almas - Sacrificarse por ellas - Llenarse de vida interior - Procurar dar buen ejemplo - Trabajar en la catequesis u obras de evangelización o caridad – Sentir el extravío de los demás – ser movido por el espíritu misional.

 

Mansedumbre

Hay que evitar. Dejarse llevar de la ira - Tratar con aspereza a los demás - Dejarse llevar con frecuencia del mal humor y manifestarlo con gestos, modales bruscos, palabras despectivas, etc.

 

         Hay que procurar. Ser amable y delicado en el trato - Reprimir los movimientos violentos - Saber callar cuando estás alterado - Devolver siempre bien por mal - Saber perdonar y excusar las faltas ajenas, y por el contrario echarte las culpas y pedir perdón.

 

Devoción a María

         Hay que evitar. Devoción sentimentalista - Rutina y distracciones voluntarias en el rosario y en otras oraciones a la Virgen – Desconocimiento de las virtudes y privilegios de la Virgen.

 

         Hay que procurar. Leer y estudiar algún libro sobre la Virgen con frecuencia - Pensar con frecuencia en Ella - Amarla con afecto de hijo - Tratarla con intimidad haciendo todas las cosas junto a Ella y por Ella.

 

Oración de intercesión

Dios misericordioso,

que en tu siervo Diego, sacerdote,

nos has dejado claro ejemplo

de amor a Jesucristo y a la Iglesia,

trabajando sin descanso

por la santificación de las almas:

te rogamos que, si es voluntad tuya,

sea reconocida ante el mundo su santidad

y me concedas por su intercesión el favor

que tanto espero de tu mano providente.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

 

(Para uso privado) Con licencia eclesiástica.

 

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