VENERABLE DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Sacerdote diocesano
VENERABLEDIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZSacerdote diocesano

Pensamientos Vida Consagrada 1

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  • o   Una religiosa no enamorada de Jesús, será siempre una desgraciada egoísta. La vida consagrada es como la vida de casada. ¡Qué disparate hacen las mujeres cuando están enamoradas de un hombre! No ven peligros ni dificultades. Pues lo mismo le ocurre a la joven enamorada de Cristo que no piensa en lanzarse a todo aquello que le asemeja a Él. Dices que Jesús te ha querido para Él. ¿Pero tú lo quieres para ti? Es fácil contestar que sí, pero entre Él y tú estás tú misma, tu amor propio, y otros amores y preferencias de personas o cosas. Mientras Cristo no sea sólo tu temor y tu amor, no descanses. Cuando te cueste humillarte a los demás, obedecer o renunciar a gustos de sentidos, te has de preguntar ¿Y no lo vas a hacer por amor a Jesús? Dices que Cristo crucificado es el espejo de tu vida, Dios quiera que esto lo tomes en serio. ¡Cuántas contradicciones vas a encontrar dentro y fuera de ti! Sólo el silencio y la oración te pueden sacar a flote. Sé humilde hasta despreciarte y obediente como cordero, y te irás pareciendo a Cristo. Pero no olvides que es cosa de tiempo y de gracia de Dios. No es cosa de un día.

 

 

 

  • o   Bendito sea Él que nos ha escogido para consagrar nuestra vida humana para su servicio directo. Pidamos mañana, día de las vocaciones consagradas, que oigan muchas su voz, las que están en el mundo para que rompan sus moldes y comiencen su cielo en la tierra, y los que oficialmente lo rompimos, para que no los rehagamos con nuestro amor propio y comodidades, llevando una vida mundana en un molde de consagrados.

 

 

 

  • o   Sobre la Liturgia, ¿qué os podré decir? Sabéis y sabemos mucho; y resultan bordados los actos litúrgicos, gracias a Dios, que se lo merece todo. Pero es necesario no andar con un pie sólo, porque nos exponemos a caer. Contenta está la novia o la esposa al principio de su casamiento, con juventud, buenos manjares, diversiones, etc., etc., ¡Qué marido tan bueno! ¿Y cuando venga el revés de la medalla? La enfermedad, la obediencia sin razones, la carencia de amores naturales, de dinero, etc. ¿qué pasará? (...) Desengañémonos, hermanas. Sabemos liturgia, contar cuatro cosas de dogma o de ciencias naturales, y decimos que estamos formados. ¡Pobrecitos! Y el amor propio al rojo vivo, y las pasiones indomables, y las ansias de ver, de oír, de hablar, etc. incontrolados; por cualquier cosa ponemos cara seria, tenemos rencor... unos perfectos animales. ¡Vaya formación! No puede con nosotros ni la Superiora ni la General. Mirad hermanas todo esto se puede dar con una vida “piadosa”, pero de mala calaña. ¿Por qué soy machacón? Porque amo a la Iglesia y a vuestra Congregación. Y estoy plenamente convencido de que religiosas, que no se empeñen en amar sólo a Jesús y negarse a sí, son un peso muerto para la Congregación y para la Iglesia. Y cuanto más sepan de lo divino y de lo humano, peor. Porque ignoran la sabiduría de la cruz, de la abnegación y de la humillación. Los cimientos de vuestra Congregación los pusieron unas mujeres que sabían poco, sencillas, humildes, pero que sabían callar y confiar, y vieron el favor de Dios. Dios no edifica sobre el poder y la sabiduría humanas, sino sobre la obediencia sin condiciones.

 

 

 

  • o   Date a esas junioras con toda el alma y corazón. Nada hay más interesante en la Congregación. Despiértales esos buenos deseos y ayúdales a que los hagan eficaces. Sobre todo la conversación con ellas en particular, y apuntando siempre alto; vida de evangelio y nada más; sobre todo la humildad, que aprendan a despreciarse por amor de Dios, y  a no querer más que una inquietud, que es fidelidad a la voluntad de Dios manifestada por la obediencia a las constituciones y a los superiores. Todo lo que se salga de aquí va desencaminado. La ayuda que tiene que ofrecer a esas junioras es que se den a la oración, y tienes que procurarles tiempo para que tomen costumbre de comunicarse con Dios, porque la vida espiritual que no va asentada sobre esto, se tambaleará tarde o temprano. Y tienen mucha culpa quienes sin conciencia segura de que han adquirido el hábito de la oración, les dan los votos. Cometen un crimen. Las dedicáis a experiencias apostólicas, pero no a experiencias de oración y mortificación. La culpa es de los formadores. (...) Y es muy natural, que quien no tiene aprecio por el ejercicio de la oración no puede proponérsela como la base de la formación.

 

 

 

  • o   Yo no digo que seáis perfectas, pero sí que estéis despiertas a la perfección religiosa.

 

 

 

  • o   Y tener que trabajar como una pobre para ganar el sustento. ¿Cuándo vamos a entender el Evangelio, querida hermana?. Pobre carne y maldito amor propio que no nos deja ni al sol ni a sombra, ni a monjas ni a curas. "Dame tu amor y gracia, que esto me basta”. Ni aún los auxilios de la hermana.

 

 

 

  • o   Sé muy sencilla con la Superiora, no por esperar consuelo, sino porque es tu obligación.

 

 

 

  • o   Que S. José te alcance del Señor su silencio, humildad y fidelidad. Silencio para estar siempre en Dios. Humildad para mandar como el que obedece; y fidelidad porque es el signo del amor hirviente.

 

 

 

  • o   Pido a S. José que le conceda la salud suficiente para dirigir esa Comunidad desde la oración y el silencio, como José dirigía al Niño Jesús.

 

 

 

  • o   ¡Qué equivocados estamos pensando que hay que moverse mucho para gobernar bien! Todo lo contrario. Hay que dejarse llevar de Jesús, y sólo ésta sabrá llevar bien al Jesús de su Comunidad: y con una palabra hará más que con mil si lo merece su oración, dice S. Juan de la Cruz.

 

 

 

  • o   Pobrecitas; no pueden sentirse felices en la vida religiosa, ¿y en la seglar cristiana? El Señor nos libre de que se endurezca el corazón por falta de correspondencia a tanta gracia. No son cristianas, no, no. La vida religiosa añade muy poco más a la vida auténtica cristiana. Ni se sujetan a la obediencia de una superiora, ni a la de un marido e hijos por Dios. Si las vence el cariño o la pasión, pase, pase, pero ese camino no es cristiano. Dios tenga compasión de ellas y de nosotros.

 

 

 

  • o   Para mí está muy clara la vocación carmelitana, por tanto de todas las ramas; y es la vida de oración, de cuya intensidad tienen que sacar su espíritu apostólico, donde sea, puesto (que) en el campo apostólico coinciden todas las congregaciones. Y en lo que creo que ustedes se deben distinguir es en lo que no quieren, y es en la dedicación a la gente sencilla. (...) Si en estas dos cosas: contemplación intensa y dedicación a los sencillos no se distinguen, yo no entiendo qué espiritualidad van buscando. Si en lo que hay que insistir es en lo fundamental y es en la abnegación de S. Juan de la Cruz y en la contemplación de Sta. Teresa, ¿para qué más vueltas y palabras nuevas y vanidades de identificaciones y realizaciones, cuando no existe más que una: hacernos conformes con la imagen de su Hijo, según S. Pablo (?) (...) Pero ahora tienen que ver qué medias y qué zapato es más bonito para sus pies, que los haga más elegantes. Con éstas ilusiones, ¿qué se puede esperar de las reformadoras?

Oración de intercesión

Dios misericordioso,

que en tu siervo Diego, sacerdote,

nos has dejado claro ejemplo

de amor a Jesucristo y a la Iglesia,

trabajando sin descanso

por la santificación de las almas:

te rogamos que, si es voluntad tuya,

sea reconocida ante el mundo su santidad

y me concedas por su intercesión el favor

que tanto espero de tu mano providente.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

 

(Para uso privado) Con licencia eclesiástica.

 

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