VENERABLE DIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Sacerdote diocesano
VENERABLEDIEGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZSacerdote diocesano

Mons. Rafael Palmero Ramos, Obispo de Orihuela-Alicante

 

Prólogo a la biografía del P. Diego «Ardiente enamorado»

 

D. Diego, un corazón que amaba

 

            “Ciudad Nueva” me pide unas letras de presentación para este libro sobre D. Diego, “Ardiente enamorado”. Lo hago con sumo gusto al tiempo que me felicito y felicito a nuestra Iglesia Diocesana de Orihuela-Alicante por este santo sacerdote cuyo proceso de canonización se inició en el año 2002. Así hablaba mi querido predecesor, D. Victorio Oliver, que conocía mejor que yo a tan ejemplar sacerdote: “buena madre que da a luz estos hijos”.

 

            Me ofrece la oportunidad este ruego de mi nueva diócesis, de la mano de esta figura sobresaliente y cercana a muchos. Porque fue contemporáneo (son muchos los testigos de su vida y trabajo) y porque supo estar cerca de los que tuvo encomendados: seminaristas, sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas. Todos palparon su dedicación, escucharon su palabra o recibieron puntualmente la carta estimuladora que ayudaba a recorrer el camino, atractivo y exigente a la vez, el camino que conduce a Jesucristo.

 

            Figura humilde y vigorosa. D. Diego “entendía que la mediocridad es un insulto”. Se le ha definido como una “vida entregada, vida de servicio, vida de sacerdote”. Tres expresiones sinónimas con fuerte contenido. “El Señor está empeñado en mejorar el mundo, solía repetir. Le fallamos los instrumentos”. En él no fue así, puesto que, como instrumento dócil en manos de Dios, supo ayudar a muchos a serlo igualmente. ¡Cuántas horas dedicadas a la oración!

 

            Maestro de un trabajo delicado a la vez que necesario, supo consagrarse a la dirección espiritual, que valoran los desprendidos de sí mismos y los entregados a las mociones del Espíritu Santo. De ahí que quienes le buscaban y se dejaban guiar por él, no se quedaban con él, sino que crecían interiormente hasta encontrar a Dios, secundando las invitaciones de su Espíritu.

 

            D. Diego fue, también, según me dicen, sacerdote diocesano enamorado de la Iglesia universal dentro de la Iglesia local, a la que sirvió con toda su alma en dedicación continuada a parroquias, Acción Católica, Seminario, Casa sacerdotal, etc. Para los sacerdotes fue, sobre todo, ejemplo claro y cercano de nuestra dedicación diaria, en ocasiones monótona, pero siempre provechosa para los que nos están confiados y para toda la Iglesia.

 

            Apoyo con todo interés los trabajos y fatigas para que esta Causa vaya adelante y quedo encomendando al Señor a quienes, teniendo a la vista al que tanto los quiso, continúe echándonos una mano a todos en la tarea común, que próximamente estrenaremos. D. Diego consagró su vida a la diócesis de Orihuela-Alicante y a mí se me pide ahora que haga otro tanto. Así me ofrezco y entrego. No tengamos más que un amor, el de Jesús, fraternalmente compartido…

 

 + Rafael Palmero

Oración de intercesión

Dios misericordioso,

que en tu siervo Diego, sacerdote,

nos has dejado claro ejemplo

de amor a Jesucristo y a la Iglesia,

trabajando sin descanso

por la santificación de las almas:

te rogamos que, si es voluntad tuya,

sea reconocida ante el mundo su santidad

y me concedas por su intercesión el favor

que tanto espero de tu mano providente.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

 

(Para uso privado) Con licencia eclesiástica.

 

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