Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?
Día del Seminario, 2015
(…) en nuestra Diócesis de Orihuela-Alicante, además del Año Teresiano, estamos viviendo un año especialmente significativo para nuestro Seminario, celebrando el centenario del nacimiento del Siervo de Dios D. Diego Hernández, quien por muchos años ayudó a infinidad de jóvenes a hacerse y a responder adecuadamente esta pregunta en el discernimiento de su vocación al sacerdocio ministerial, en su calidad de Director Espiritual de nuestro Seminario Diocesano de Orihuela, un ministerio que vivió con sabiduría y pasión como reflejan estas palabras suyas: “Tengo la esperanza que, si soy el que debo, mi granito se convertirá en una espiga de santos sacerdotes, que tanta falta está haciendo en todos los pueblos”.
D. Diego sigue siendo recordado por nuestros sacerdotes como un maestro en la formación de cristianos entregados al Señor y al apostolado, fomentando la santidad en los sacerdotes y seminaristas. Un modelo de sacerdote: enamorado de Jesucristo, que sentía con la Iglesia y sus necesidades en obediencia y amor. Un gran formador de seminaristas y sacerdotes, que ponía en el centro de la vivencia del ministerio sacerdotal la caridad pastoral, como podemos leer en sus escritos (cf. “Vida cristiana y religiosa” p. 400), como años más tarde destacaría S. Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica “Pastores dabo vobis”.
Pidamos al Señor, por intercesión de Santa Teresa y ante el ejemplo del siervo de Dios, D. Diego Hernández, que el Día del Seminario 2015 sea ocasión propicia para rezar y ayudar materialmente a nuestro Seminario, en todas las parroquias, por parte de todos los cristianos conscientes de que del número y la calidad de nuestros seminaristas depende mucho el futuro pastoral de nuestra querida Diócesis.
(…) Especialmente a vosotros queridos seminaristas os pido que sigáis adelante con vuestra respuesta ilusionada al Señor, siguiendo las huellas de nuestros ejemplares sacerdotes diocesanos que reflejan en su entrega a D. Diego, en su gran pasión por Jesús y por las buenas gentes de nuestra tierra.
María Inmaculada, nuestra madre, siga cuidando de nuestro Seminario.
Dios os bendiga a todos, como yo os bendigo.